La Educación Tecnológica en la Educación Argentina

La incorporación de la Educación Tecnológica, como área de formación general para todos los alumnos del Nivel Primario y de los primeros años de la Escuela Media es reciente, la primera introducción formal a nivel nacional de un área tecnológica de formación general se produjo a través del proyecto denominado «Ciclo Básico General (CBG)» que se desarrolló a partir del año 1989 en veinte escuelas (entre medias y técnicas) correspondientes a diferentes jurisdicciones del país.

En el año 1993, mediante la Ley Federal de Educación se propuso la incorporación del área de Tecnología en la Educación General Básica de nuestro país. Los contenidos que incorporaría dicha área se describen en el capítulo de Tecnología de los Contenidos Básicos Comunes (CBC). Partiendo de estos, quedó a cargo de cada jurisdicción la elaboración de sus propios diseños curriculares, así como la decisión del modo en que el campo tecnológico entraría a la escuela (con un docente y un espacio curricular específico, como un área a abordar por el maestro de grado, como un contenido transversal, entre otras posibilidades).

Junto con las definiciones curriculares, se diseñaron e implementaron dispositivos de capacitación destinados a acompañar a los docentes en el proceso de implementación de esta nueva área en la escuela. En paralelo, los institutos de formación de nuevos docentes comenzaron a incluir a la tecnología como parte de la formación general. En algunas jurisdicciones se crearon profesorados destinados a formar docentes especializados en el área.

Durante el proceso de crecimiento del área se debatieron sus propósitos y se manifestaron diferentes enfoques curriculares y metodológicos; el propio objeto de estudio fue puesto en cuestión. «Los diferentes significados y sentidos que suelen atribuirse al término ‘tecnología’ generan una gran variedad de expectativas, en muchos casos divergentes, a la hora de pensar el lugar de la tecnología en la escuela». Estas diferencias en relación al sentido del área permiten explicar la gran heterogeneidad que hoy puede reconocerse en los currículums escolares de Tecnología de las diferentes jurisdicciones (y en las prácticas áulicas aun dentro de una misma jurisdicción), así como en los planes de estudio de los diferentes institutos de formación docente a lo largo del país.

El proyecto propuso incluir el área de Tecnología para todos los alumnos en los primeros años de las escuelas medias y técnicas. A pesar de haberse discontinuado (por los cambios políticos), el proceso fue evaluado como positivo y gran parte de las experiencias sirvieron como base para los proyectos que se desarrollaron posteriormente.


La Educación Tecnológica como innovación curricular

Más recientemente, el trabajo de definición de los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios (NAP), que retoma las experiencias capitalizadas en estos últimos años, permitió establecer acuerdos y orientaciones comunes que seguramente contribuirán a un crecimiento más equilibrado y menos divergente del área en las escuelas.

Pero ¿alcanza con disponer de los NAP para lograr una instalación coherente del área en las escuelas? ¿Cómo influyen los supuestos y las expectativas de los diferentes actores (docentes, directivos, padres, alumnos) y la propia biografía escolar?

Para una primera aproximación a estos interrogantes, podemos analizar algunos aspectos que caracterizan los procesos de incorporación de las innovaciones curriculares a las prácticas docentes. En principio, es importante reconocer que un cambio en el currículum constituye una modificación de una práctica social, en tanto y en cuanto normalmente se parte de un profesor que ya se encuentra desarrollando uno en sus clases. Cualquier intención de innovar implicará la necesidad de realizar un análisis comprensivo de esa realidad con la que será necesario luego interactuar.